Dicen que Eduardo Galeano murió el pasado mes de abril, pero no es cierto. Es una leyenda urbana propagada por los poderosos del mundo para que lo olvidemos pronto, para que no recurramos a él como faro que fue, como guía que es.
En "Días y noches de amor y guerra" nos cuenta cómo descubrió que estaba predestinado a ser un cazador de palabras: "Para eso había nacido. Esa iba a ser mi manera de estar con los demás después de muerto y así no se iban a morir del todo las personas y la cosas que yo había querido". Muchas cosas, muchas personas: los pobres, los desposeídos, los expoliados, los torturados y los asesinados, los exiliados y los refugiados, una legión.
Ahora que hace 40 años que murió nuestro dictador durante otros cuarenta años, Galeano también tiene en "Días y noches de amor y guerra" una muy oportuna definición para releer y rumiar: "La dictadura es una costumbre de la infamia: una máquina que te hace sordo y mudo, incapaz de escuchar, impotente de decir y ciego de lo que está prohibido mirar".
Para estos tiempos en los que nos inculcan que todo está tan mal que apenas hay margen de maniobra ni, por tanto, lugar para la menor reivindicación -otra forma de dictadura-, Galeano, muy vivo él, nos deja también un recordatorio: "La censura triunfa de verdad cuando cada ciudadano se convierte en el implacable censor de sus propios actos y palabras".
Como Juan Rulfo, del que nos dice que "dijo lo que tenía que decir en pocas páginas, puro hueso y carne sin grasa", Eduardo Galeano nos cuenta también su constante empeño en depurar su escritura al máximo: "Tratamiento para adelgazar. Decir cada vez más, con menos".
Galeano nos habla desde todas, desde cada una de sus páginas, con una fuerza y una pasión armada para remover conciencias, para lanzar alertas, para provocar pensamientos y reflexiones. Por eso resulta evidente que la noticia de su muerte es falsa. Lo seguiremos oyendo, viendo y leyendo cada vez que lo necesitemos. A menudo.
viernes, 27 de noviembre de 2015
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2 comentarios:
Un comentario
Interesante. Gracias
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