Como al buscador de perlas, al buscador de historias a veces le sonríe la fortuna y se queda a punto de pasmo, más que emocionado, conmocionado: buscaba unha historia y encuentra dos. Su única duda, si es mejor la que buscaba o la que le encontró. La duda puede esperar.
"Antonio Álvarez Blanco: dos guerras, dos países, dos mujeres" es una historia encontrada cuando buscábamos penurias de carrilanos, de niños mineros y de huérfanos del ferrocarril. Antonio Álvarez Fernández, pinche en la vía desde los 12 años, nos sorprendió con la trágica aventura vital de su padre, a quien el golpe de Estado de Franco forzó al exilio de por vida. Álvarez Blanco (1.600 visualizaciones en una semana) conoció campos de refugiados en Portugal y Francia, campo de concentración en Alemania, vida de exiliado en Toulouse. Contada por sus hijos Antonio y Anselmo, es una historia de pérdida, de búsqueda, de reencuentro, de extrañamiento, de dolor y de amor, de una singular forma de reconciliación.
Un regalo que nos sorprendió y nos emocionó. Mil gracias, Antonio.
Hace algo más de dos años, cuando recorríamos la alta Sanabria en busca de testimonios de niñas pastoras, Baldomina Montesinos nos esperaba, en Lubián, con sus emocionados recuerdos de los presos políticos haciñados en los barracones de Os Avesediños, forzados a trabajar en los túneles, condenados por ello a una muerte casi tan inmimente como un paredón de fusilamiento.
"A menina que vía homes encadeados" fue el regalo que nos hizo la niña pastora (que contó con el apoyo de Antonio Domínguez, en paz descanse), un relato que la emocionó ("todavía los estoy viendo") y que nos conmovió profundamente.
Dos historias encontradas sobre la memoria histórica en Sanabria, dos relatos trágicos que nos marcaron, que nos demostraron que lo importante es buscar, importante para encontrar lo que buscas y, con algo de fortuna, también alguna sorpresa.