jueves, 17 de septiembre de 2015

Siempre entre buenos amigos durante las primeras presentaciones de "Amigo miedo"


Las de este año fueron unas vacaciones de agosto para recordar, especialmente las presentaciones de Amigo miedo, siempre entre buenos amigos, con tiempo para la seriedad y para las risas.  Mi agradecimiento, en primer lugar, para Pepe Lera, Emilio Gavilanes y Felipe Lubián.

Tanto en San Ciprián de Hermisende como en Lubián nos sentimos muy bien arropadas por más de un centenar de personas, también amigas, que mostraron su interés por la novela publicada por Ediciones de la Discreta, con el general Caminero como hilo conductor de una historia con acción y emoción que, en fechas próximas, presentaremos en Santiago de Compostela y Ourense, quizás en más plazas.

La presentación de Lubián encontró eco en La Opinión de Zamora. Con todo, lo más importante, con diferencia, fue el calor de la gente y el esfuerzo y el compromiso de todos los amigos de La Discreta que se desplazaron hasta Brumoso. Mil gracias a todos.

domingo, 6 de septiembre de 2015

La "Historia secreta del mundo", de Emilio Gavilaves, un buen libro de cabecera

Prefiero las canciones ricas en matices, que solo se van descubriendo en sucesivas audiciones, a las tonadillas que uno acaba silbando a los pocos segundos. Sospecho que por las mismas razones prefiero los libros cuyo argumento no se puede contar fácilmente, que uno tiene que intentar definir por su atmósfera y el poso que nos dejan.

Acabada una lectura, si el poso es favorable, uno a menudo tiene la tentación de dejar el libro acabado en un lugar accesible. Uno tiene dificultades para desconectar, teme perder la puerta hacia esa magia que le ha acompañado. Tenerla localizada asegura poder volver.

La Historia secreta del mundo de Emilio Gavilanes me ha acompañado durante los últimos meses. No he sido capaz e colocarla en la estantería, junto con sus otros libros, a la espera de una posterior revisión. La magia captada en la primera lectura me pedía mantener cerca su evocadora portada, abierta a escenas siempre memorables.

Como las buenas canciones, el libro tiene muchos matices, argumentos imposibles de resumir para animar a otros lectores. Para los amantes de los buenos relatos se pueden recomendar Jack Calder, navegante sin vocación; o La alegría de la guerra; o El grito; o Lo más difícil de una historia es saber dónde empieza; o Ampurdán, final de guerra; o La nieta de Darwin. Y también otros muchos, tal vez más breves pero no menos iluminadores: Pompeya, Una hoguera, Nieves perpetuas, Viaje por una provincia del interior, Prados  marinos, La pequeña deshollinadora, tantos otros.

Como los bocados que abren nuestro paladar a nuevos sabores que necesitamos degustar lentamente, como el café bien hecho que nos pide posponer la limpieza de dientes, los relatos y microrrelatos de Historia secreta del mundo piden seguir en nuestra mesita, una nueva lectura. La Historia secreta del mundo es, sin lugar a dudas, un buen libro de cabecera. No me extraña que el libro esté entre los finalistas del premio Setenil, como lo estuvo hace diez años El río, otro libro hecho con madera semejante que también merece ser recordado y releído.

Hasta en sus pasajes más duros y oscuros, Historia secreta del mundo es un libro brillante, un libro que, por momentos, deslumbra. Un libro del que destacaría la humanidad de los personajes, la piedad con la que el autor nos los presenta, la piedad que destilan. Sin excepciones. Como la mujer que pretendía entregarse al mar, atada a un ancla, pero que fue agredida y asesinada momentos antes de que su cuerpo quedase petrificado tras la erupción del Vesubio: “Mientras moría quizá tampoco ella quería morir”. Como ese hombre que, en marzo de 1939, tiene hambre, mucha hambre, ese hombre que roba un bocadillo y acaba “tan trastornado que no recuerda si ha matado al niño” para conseguirlo. Piedad como la ese mulato al servicio de los españoles que encuentra a José Martí, el poeta que lucha por la independencia de Cuba, gravemente herido: “No se apure, don Martí, ya lo termino”. Piedad incluso para Judas.

PD. Si te gusta el libro, no conozcas al autor, aconseja un dicho. Emilio Gavilanes es una excepción. Si os gustan sus libros y tenéis oportunidad de conversar con él, hacedlo. Es como lo que escribe. Entrañable. Si no conocéis el libro, buscadlo en ladiscreta.com. Fácil de conseguir, difícil de olvidar.